Investigación

La Alta Capacidad Intelectual (ACI) tiene un elevado valor personal y social dada su influencia determinante en la vida de las personas que la poseen y su potencial para contribuir al avance científico tecnológico, de pensamiento o artístico (Besjes-de Bock y Ruyter, 2011).

A pesar del creciente interés e investigación en ella, es un campo todavía poco unificado y con discrepancias en la metodología y denominación, que comporta notables imprecisiones sobre su naturaleza, procesos de identificación equívocos y prácticas psicoeducativas poco eficaces que pueden repercutir en el bienestar personal o posible pérdida de la expresión de su potencialidad.

El paradigma actual (Dai y Chen, 2014) la entiende como un potencial intelectual multidimensionalmente configurado que se transforma y va cristalizando progresivamente (Subotnik et al. 2011) con mayor o menor excelencia. Por lo tanto, ser una persona con ACI es el resultado de un proceso de desarrollo a partir de un substrato neurobiológico y la incidencia de variables psicosociales y educativas que van determinando su manifestación más o menos estable y óptima (Dai y Renzulli, 2008; Perleth y Wilde, 2009). En este proceso, es interesante conocer en qué medida su expresión está condicionada por la gestión de los recursos cognitivos, y cómo su funcionamiento diferencial genera estructuras de conocimiento diferentes según los perfiles intelectuales de superdotación o talento en que se manifiesta (Sastre, Castelló y Fonseca, enviado 2016).

Para contribuir en el conocimiento de la naturaleza, desarrollo y gestión cognitiva, así como generación de conocimientos en la Alta Capacidad Intelectual el Equipo de Investigación Cognitiva de la Universidad de La Rioja (EICUR) centra sus esfuerzos en ello, mediante la captación de diversa financiación pública y competitiva para desarrollar proyectos de investigación orientados al desarrollo y funcionamiento de la alta capacidad en la infancia, adolescencia y adultez.